Hace tiempo vi una película llamada «Hombres, mujeres y niños» (2014), de Jason Reitman, director de «Juno» (2007), «Up in the air» (2009) y «Young adult» (2011). Pese a las diferencias que pueda haber entre ellas, se observa una clara preocupación por los conflictos que asolan al individuo moderno: soledad, aislamiento, falta de madurez…
En el caso de «Hombres, mujeres y niños», encontramos varias historias entrelazadas que hablan sobre cómo las nuevas tecnologías (concretamente el mundo de Internet) nos afectan en nuestra vida diaria. La temática está gozando de éxito actualmente. Prueba de ello son la serie «Black mirror», (2011-), creada por Charlie Brooker, «Desconexión» (2012) de Henry Alex Rubin, «El círculo» (2017) de James Ponsoldt y «Por trece razones» (2017-) creada por Brian Yorkey, entre otras. Es posible que las conclusiones a las que pueda llegar alguien después de verlas sean un tanto pesimistas y desesperanzadas. Evidentemente, las nuevas tecnologías no son algo malo. Al contrario… es el buen o mal uso que uno haga de ellas lo que las convierte en algo positivo o negativo. Sin embargo, considero de suma importancia que se hagan obras como estas para alertar de los errores que cometemos o que podemos llegar a cometer. En cualquier caso, ninguna de ellas pretende ser un panfleto ideológico. Simplemente, plantean el drama de diversos personajes, y tendrá que ser el espectador el que extraiga sus propias conclusiones.
Es indudable e incuestionable el enorme peso que han adquirido las nuevas tecnologías en la sociedad actual. Al mismo tiempo que han disminuido la distancia entre las personas, paradójicamente la han acrecentado. El mundo virtual ha terminado por invadirnos, tanto a jóvenes como a adultos. «Hombres, mujeres y niños» plantea todo esto y cómo el ser humano decide refugiarse en una realidad alternativa con el fin de llenar el vacío que le provoca la soledad. Los personajes están bien construidos, pareciendo creíbles y el mensaje/moraleja no resulta forzado en absoluto, lo cual es de agradecer.
Quisiera terminar esta entrada con un texto donde abordo este asunto de una forma más o menos literaria:
«Vivimos aislados, inmersos en esferas invisibles…sin contacto porque tememos el calor sentimental. Nos hemos refugiado en un mundo virtual de ceros y unos donde nuestras palabras se convierten en corrientes eléctricas de energía…códigos binarios que nos alejan irremediablemente. 010011000111 Sueño que algún día estaremos juntos…01 que reiremos. 0011 Yo apoyaré mi cabeza en tu pecho mientras tú acaricias mi pelo. Es lo único que deseo. Solo eso.»
[…] en el film intimista Weekend (2011) del británico Andrew Haigh. A tro nivel, Jason Reitman, en Hombres, mujeres y niños (2014) tocó el tema de las webs de contactos como válvula de escape de la monótona vida […]
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[…] de este aislamiento ya vivíamos interconectados, pero sin poder relacionarnos verdaderamente, inmersos en esferas invisibles, incapaces de abrir nuestro corazón por miedo a que un día nos lo pudiesen romper. ¿Seguimos […]
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